Vete, pero no te marches.
Porque estamos hechos de sentimientos, puras almas que necesitan un mÃnimo gesto de saber que la otra sigue ahÃ. Aunque se vaya.
Todos tenemos esa persona que sin buscarla aparece de una forma insignificante y acaba convirtiéndose en uno de los pilares de tu dÃa a dÃa, el cual significa de tu vida en general.
Y es triste hacerse a la idea que esa persona con la que te complementas 99%, la que se convierte compañera de tus pequeñas locuras, el baúl de tus secretos más intensos, la que te saca una sonrisa (que no es lo mÃsmo que hacerte reÃr) y la que tiene el alma más blanca que jamás hayas conocido ya no está.
Y es verdad que duele.
Dicen que se supera pero no es verdad. Sólo se aprende a vivir sin ella.
Es triste decir que te echo de menos a base de metáforas. No deberÃa hacerlo.
Ésta vez, el silencio ha decidido liberar a la mente de su jaula verbal.