A tí, guerrera.

No te rindas,

No te arrepientas de ser buena persona,

ni de haberlo dado todo.

Eres una campeona por haber luchado en las mil batallas y seguir ahí, rota, pero ahí.

Que no hagan creer que no existen los cambios.

Llora ahora todo lo que necesites, por que algo bueno está por llegar, por que lo recíproco sí existe, sí va a llegar esa vida que tanto habías soñado y oye, que va a haber alguien que va a darlo todo por compartirla contigo.

Vas a conocer personas preciosas que te van a respetar, te van a ilusionar, van a presumir de tí y van a hacer todo lo posible por verte sonreír.

Asíque no te rindas,

Vas a ser feliz.

Vete, pero no te marches.

Vete, pero no te marches. 

Porque estamos hechos de sentimientos, puras almas que necesitan un mínimo gesto de saber que la otra sigue ahí. Aunque se vaya.

Todos tenemos esa persona que sin buscarla aparece de una forma insignificante y acaba convirtiéndose en uno de los pilares de tu día a día, el cual significa de tu vida en general.

Y es triste hacerse a la idea que esa persona con la que te complementas 99%, la que se convierte compañera de tus pequeñas locuras, el baúl de tus secretos más intensos, la que te saca una sonrisa (que no es lo mísmo que hacerte reír) y la que tiene el alma más blanca que jamás hayas conocido ya no está.

Y es verdad que duele.

Dicen que se supera pero no es verdad. Sólo se aprende a vivir sin ella.

Es triste decir que te echo de menos a base de metáforas. No debería hacerlo.

Ésta vez, el silencio ha decidido liberar a la mente de su jaula verbal.

Más humanos, más felices.

Fíjate bien,

el brillo en sus ojos. La tensión en los silencios.

Por mucho que siga sonando el TIC-TAC del reloj en tu propia mente, ese tiempo que no se recupera.

Al fin y al cabo estamos hechos de aliento fabricado con golpes de realidades y de alma en carne viva.

Me atrevo a decirte que no vas a superarlo, pero tranquil@, vas a aprender a vivir con ello.

Por que somos guerreros que desarrollan su resiliencia de una forma brutal capaces de actuar con más fuerza que nunca. Pero un consejo, aunque tengas el alma rota no dejes que tu escudo te proteja más de la cuenta ni prohíba que el mundo te muestre lo especial de cada momento y la magia de los atardeceres. Tampoco desempuñes la espada antes de tiempo como alerta de auto-protección.

Empieza a ser tú. Con más fuerza que nunca. Con más brillo en los ojos.

Más humanos,

más felices.